sábado, 2 de mayo de 2015

DÍA 1º DE MAYO

   El 1º de mayo se conmemora en particular en nuestro país, el Día de la Constitución Nacional, promulgada el 25 de mayo de 1853 por el Congreso General Constituyente y además, tanto nosotros, como muchos otros países del mundo, celebramos el Día del Trabajador, en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalista anarquistas que fueron ejecutados en 1886.
   Ese mismo año, la Noble onder of the Knights of Labor, una organización de trabajadores, logró que el sector empresarial cediese ante la presión de las huelgas por todo el país. Entonces, ek presidente de Estados Unidos, Andrew Jonhsonm promulgó la ley que establecería ocho horas de trabajo diario. Como los empleadores se negaron a acatarla, los trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de mayo, que comenzó con una manifestación de más de 80.000 trabajadores, liderados por Albert Pearson, en la cual muchos murieron.
   En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácticamente esta jornada de memoria colectiva, al declararla como festividad de San José Obrero.
   Por celebrarse estas dos fechas y a modo de relacionarlas, mencionaré el Artículo 14 Bis de nuestra Constitución, que dice: "El trabajo en sus diversas formas, gozará de la protección de las leyes, las que asegurará al trabajador, condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada, descanso, vacaciones pagadas, retribución justa, salario vital y móvil, igual remuneración por igual tarea, participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección, protección contra el despido arbitrario, estabilidad del empleado público y organización sindical libre y democrática".
   Nosotros entendemos que el trabajo es un camino para la realización de esto que somos: personas, de nuestra vocación personas. Es un servicio que se prestan los hombres entre sí y aunque se haya puesto difícil, no ha perdido por ello su dignidad.
   Supone también el esfuerzo a favor de un orden social más justo en el que las tensiones puedan ser mejor resueltas y donde los conflictos encuentren más fácilmente una salida negociada.
   Por todo esto podemos decir que nuestro trabajo diario es un camino para nuestra perfección y a la vez, para la construcción de este mundo mejor que todos deseamos.
   Cuando hayamos descubierto qué es lo que Dios desea que haga,os, debemos dedicarnos por entero a esa tarea. Dios nos espera en ella, en ese lugar y en ninguna otra parte.


                                                                               Profesora Teresita Catalán
   

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